Cronopio

My blogs

About me

Location Barcelona, Spain
Interests Los cronopios, cada vez que nos encontramos con una tortuga, sacamos la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujamos una golondrina. Los cronopios no escribimos cartas, sino tortugas, por eso el 12 de febrero de 1983 (cuatro meses justos antes de su muerte) Julio Cortazar le escribe a Roberto López, en Suecia, una carta que empieza así: esto no es una carta, es una tortuga. Los cronopios, como todo el mundo sabe, somos anarquistoides, iconoclastas e imaginativos. Cuando Marina y Paco, desde Estocolmo, donde fundaron un Club de Cronopios, le enviaron a Julio un cronopio verde (antes le habían regalado uno de color rojo a Pablo Neruda), éste contestó que, cuando abrió el paquete, el cronopio se moría de risa mirándome, y yo lo tomé en mis brazos e inmediatamente se hizo pis en mi pulóver de cachemira, cronopio desgraciado.
Favorite Movies Y no puedo resistirme más. Le pago por adelantado la tabla de planchar y, además, me llevo una cafetera Mulinex, ya que nunca se sabe, con lo difícil que se ha puesto encontrar arandelas de goma para el filtro, no se puede vivir con una sola cafetera. Y me largo, arrastrando mi estrés roñoso, pero también la cafetera, la plancha y la tabla (¡como si la llevara!). Así soy yo. Me gusta vagar cargado con todas mis ilusiones y trastos a cuestas. Porque, como dijera Kim Novak en Vértigo, “Vagar siempre lo hace uno por separado. Cuando van dos juntos siempre van a alguna parte.”
Favorite Music Porque la emoción y la devoción es un sentimiento que no admite enmiendas. Siempre lo he dicho y lo sostengo: cambiaría todo el mundo mundial por ser guitarrista de rock y ensordecer al mundo con mi manoseada fender y mis inigualables riffs, más majestuosos, por cierto, que cualquier ostinato de Johann Sebastián Bach. Dicho sea con todos los respetos.
Favorite Books "Lo más increíble no es morir, sino que a la mañana siguiente ilumine las calles el mismo sol de invierno de todos los días y circulen los coches y la gente desayune en los bares como si quien lo miraba todo aún existiera, como si ellos fuesen inmunes a la muerte." Antonio Muñoz Molina: El Jinete Polaco