hombre lento

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Introduction Hombre Lento no es un hombre lento. Es un pueblo. Tenía, como tantos otros, un nombre detallista e histórico, algo del tipo Condado Panochos, Torrecabrillas o Altozano de los Serones. Un día, los habitantes del pueblo se reunieron para debatir si ese nombre (que mantendremos en secreto aquí) estaba en verdad acorde con su idiosincrasia. Como casi todos habían terminado de leer el libro Hombre lento (Slow Man) de J. M. Coetzee, gracias al ejemplar que el panadero había traído de la ciudad, decidieron que, a falta de otra, aquella era la mejor denominación de origen posible. Al fin y al cabo, a todos los habitantes les gustaban las actividades que implicaban cierto grado de lentitud y regocijo. De momento, los encargados de escuchar y de transcribir las lentitudes de los vecinos, como redactores de cartas de antaño, son Andrés Navarro, Fruela Fernández y Rafael Espejo, tres poetas sin mucho que hacer.