Alberto Constante

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About me

Gender Male
Occupation worker
Location Nowhere, centro del mundo, Armenia
Introduction Seminario de Reflexiones Marginales
Interests Vivir lo menos atormentado posible.
Favorite Movies Casi todas, pero me encanta Dr. House, el nuevo héroe
Favorite Music KLEZMERSON que descubrí con Idalia, Goran Bregovic por la vida es un milagro y por tiempo de Gitanos; uffff, de todo, el Jazz, Pearl Jam que me lo ensenó Idalia, como muchos otros que aquí pongo; Phillip Glass; Peter Gabriel; los extintos Doors y Beatles; Astor Piazzolla; Charlie Musselwhite; Yan Tiersen; Joja Wendt; Diana Krall; Fiona Apple; Norah Jones; Jean Shepard; Oscar Peterson; John Scofield; Sadao Watanabe; y muchos otros muy, pero muy viejos, pero siempre maravillosos como Benny Goodman; Bill Evans; el por demás inteligente y sensible Cole Porter; Glenn Miller; Duke Ellington, Charlie Parker; Boney James; el siempre sorprendente Louis Armstrong; la excepcional Nina Simone que me mata de amor, de infinita tristeza y de emoción conturbada de esa pasión contenida en unas cuantas notas; Ornette Coleman, Dizzy Gillespie, Miles Davis, Charles Mingus; y, sin lugar a dudas, el mejor de todos, John Coltrane. Seguro que se me olvidan otros más, pero por ahí va la cosa, por el jazz, siempre por el jazz pero también el Soul y la música clásica, especialmente Mozart que es como escuchar a Dios, Brahms que comenzó la revolución en la música y el sordo Ludwig que me trae recuerdos infinitos, sin olvidar a Bach que es ese canto a lo sagrado
Favorite Books Abro un libro y me habla, a mí. Veo un místico espiando la anatomía de un ángel. Y en un susurro apenas perceptible me habla de la música y me dice: “cuando los ángeles músicos ofician para Dios, tocan J. S. Bach. Pero cuando se reúnen entre ellos, tocan Mozart. Y Dios viene a escuchar detrás de la puerta”. Y entonces yo pregunto si son afortunados los ángeles. Y asombrado, como Hombre, le interrogo y le digo si un espíritu puro puede conocer la pena. Hasta tal punto –me dice- que necesita de una fuente para poder deshacerse en llanto. Chesterton sonríe como si el mío fuera el pensamiento de un niño. Me observa mientras lo hace. Condescendiente me explica que el hombre tiene brazos, pero no alas. El pájaro tiene alas, pero no brazos. El uno trabaja, el otro vuela. El ángel posee brazos y alas. Es hermoso pero frágil de ahí que “los ángeles vuelan porque se toman a sí mismos a la ligera”. Ahora soy yo quien sonríe por la ocurrencia. Cierro el libro y decido seguir buscando. Y es entonces, cuando uno sabe que no es ángel ni es Dios; cuando recuerda aquellos últimos versos de un poema de Quevedo. Y pienso que cargado voy de mí, Pues por no desandar lo caminado, viendo delante y cerca fin temido, con pasos, que otros huyen, le he buscado. Y pienso que si ángel fuera debería conformarme con planear. Pero soy hombre, -me digo-, horror a manos llenas. Y en silencio me aproximo y mis cadenas me delatan mientras voy y escucho Mozart detrás de la puerta.